martes, 4 de mayo de 2010

Hoy llueve a cántaros

Qué poco duran las cosas bonitas...
Pasas de la felicidad a la infelicidad en un solo mensaje al móvil, bueno, en la ausencia de un mensaje.
Te es imposible confiar en nada... ¡qué coño! te sientes una completa gilipollas por haber llegado a pensar que todo se había solucionado, por haber creído que te era sincero, que todo eran imaginaciones tuyas... y obvio no lo eran! Y todo estaba preparado desde aquel fatídico día... Pero mi tendencia a ser pesimista forzada me hace creer en el optimismo, y una pequeña luz en mi interior se enciende con la pequeña esperanza de que todo esto sean imaginaciones de una loca histérica enamoradiza...


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