Y una vez estas en la meta, te das cuenta que toda la lucha interna no ha servido para nada, porque todo sigue igual, aunque no quieras verlo. Todo está como hace diez días, pero a ti te parece que algo ha cambiado, y luchas por creértelo.
Y echas la mirada atrás, bueno, más que la mirada, la memoria, y ves todas aquellas personas que han pasado por tu vida… y ves como poco a poco, todos y cada uno de ellos, por A o por B se han esfumado… y te da pena. No te pones a llorar desconsoladamente, porque evidentemente cuando alguien se fue, es porque alguien nuevo entró, y así… un clavo sacó a otro clavo… hasta el día de hoy… que te duele el alma de tanto clavo.
No pido estabilidad, porque tampoco la tolero, pero sí lógica… No hagamos las cosas por hacerlas, no digamos cosas por decirlas…
“[…] El hombre es el único animal que bebe sin tener sed, come sin tener hambre, y habla sin tener nada que decir […]”…
Y vuelta la burra al trigo con los temas de siempre… Pero la vida sigue… y sigo adelante, con un poco de humor, orgullo y una pizca de dignidad, y si has decido tocarme la moral… toca, toca, que cuando acabes, empezaré yo…
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